Proteger a las mujeres migrantes en EE.UU., una urgencia de las políticas migratorias
Contenido
Las mujeres migrantes están transformando la fuerza laboral y la economía de Estados Unidos, pero su contribución sigue siendo compleja en un sistema migratorio que las expone a riesgos y, en muchos casos, a exclusiones.
Con una alta tasa de participación laboral, las migrantes demuestran ser un pilar esencial en sectores fundamentales como el cuidado infantil, los servicios domésticos y la agricultura. Sin embargo, su potencial se ve limitado por políticas migratorias que pasan de largo ignoran sus necesidades específicas y las dejan en situaciones de vulnerabilidad.
La urgencia de promulgar políticas migratorias que fomenten la protección de las mujeres cobra aún más importancia en una administración como la de Donald Trump, que en el pasado impulsó medidas como la ‘tolerancia cero’, excluyendo el asilo por violencia de género y dejando a miles de mujeres atrapadas en un limbo legal, separadas de sus familias y expuestas a abusos en centros de detención.
Un contexto hostil para las migrantes
En estados como Texas, por ejemplo, la combinación de leyes antiinmigración y la prohibición del aborto agrava la situación. Un informe de 2024 de la ACLU (Unión Americana de Libertades Civiles) revela cómo los puntos de control fronterizos en el estado de Texas dificultan que las mujeres indocumentadas accedan a servicios de salud reproductiva.
Las detenciones y las denuncias de abuso físico y sexual en la frontera también son otro foco de preocupación. Un reporte de Human Rights Watch de 2021 señaló acusaciones de abuso físico, sexual y verbal, violaciones del debido proceso, condiciones de detención severas, denegación de atención médica y trato discriminatorio en la frontera o en sus proximidades.
Este panorama descrito, sin duda, subraya la necesidad urgente de promulgar políticas migratorias que incorporen un enfoque de género, reconociendo las vulnerabilidades específicas de las mujeres y garantizando su acceso a derechos básicos como la salud, la seguridad y la justicia.
Si bien aún falta camino por recorrer, existen tres opciones de visa disponibles para las mujeres víctimas de delitos y violencia doméstica: visas T, visas U y peticiones personales de VAWA (Ley de Violencia contra la Mujer). Cada una de estas opciones brinda apoyo fundamental y caminos legales para las personas que buscan seguridad y justicia después de sufrir abuso o violencia.
El aporte económico de las mujeres migrantes
Ahora bien, la migración internacional de las mujeres ya sea junto a su familia o por su cuenta, es un fenómeno cada vez más complejo. No obstante, sigue estando insuficientemente documentado debido a la falta de datos, lo cual también representa un reto. Si no se cuenta con información clara y actualizada, se dificulta la toma de decisiones y la inclusión del enfoque de género en las políticas migratorias.
A pesar de estas adversidades, su aporte económico es innegable y su fuerza de trabajo es representativa en el país. Según el más reciente reporte de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), más de 79.132 mujeres migrantes integraron la fuerza laboral en los Estados Unidos en 2024. El 86% de ellas se encuentra en el rango de los 25 a los 54 años de edad.
Si a esto le sumamos que los inmigrantes indocumentados pagan cantidades significativas para financiar la infraestructura pública, las instituciones y los servicios, se denota su peso social. De acuerdo con el Instituto de Impuestos y Política Económica (ITEP, por sus siglas en inglés), en 2022, los inmigrantes indocumentados aportaron 96 mil 700 millones de dólares en impuestos. De estos, 33.900 millones de dólares se destinaron a financiar programas de seguro social a los que estas personas no pueden acceder debido a su estatus migratorio.
Hacia políticas migratorias con enfoque de género
Para el abogado de inmigración Héctor Quiroga, de Quiroga Law Office, PLLC, “la situación de las mujeres migrantes en Estados Unidos es un recordatorio de que las políticas migratorias no pueden ser ajenas a las realidades de género. Su contribución económica y social es invaluable, pero su protección y empoderamiento siguen siendo una deuda pendiente. Un sistema migratorio justo y equitativo no solo debe reconocer su labor, sino también garantizar su seguridad, salud y acceso a la justicia”.
Justamente, según una evaluación de 84 países realizada por Migration Governance Indicators (MGI), 1 de cada 4 países incorpora una perspectiva de género en su estrategia nacional de migración, medición que no tuvo en cuenta a los Estados Unidos. Sin embargo, fomentar políticas migratorias con perspectiva de género no es solo una cuestión de derechos humanos, es una inversión en el futuro económico y social del país.
Las mujeres migrantes ya están contribuyendo de manera significativa, pero su potencial se ve limitado en un sistema que no las protege y empodera. Como señala la Organización Internacional para las Migraciones, “la migración no es neutral en términos de género, y las políticas tampoco deberían serlo”. Es hora de construir políticas migratorias que no solo reparen los daños del pasado, sino que también garanticen un futuro más justo y equitativo para todas.